25 diciembre 2008

NaViDad arOUnd My lIfE: Al maTeRiAliSmO HistérIco diLe "NO-NO-NO"

DEBÍ tener seis o siete míseros añitos cuando mi mamá me tomó del brazo, me sentó en el sillón y me dijo: "Hijito, Papá Noel... Papá Noel... No existe".
No recuerdo ni el contexto ni el motivo de aquella revelación, pero sí el tono melancólico, acaso funerario de voz con el que me lo confesó; como si en vez de anunciarme la no existencia del ícono fundamental de la Coke Cole Company temporada november-december, estuviese dictándome su lamentable fallecimiento producto de una pulmonía polonorteña o un infarto predecible en su condición de gordito volador. Debió ser, en todo caso, grande su sorpresa cuando, lejos de echarme a llorar y llorar, o gritarle "Oh, dime que no es cierto. Oh, por qué nunca antes me lo dijeron" yo le respondí algo así como: "¿Qué, recién te enteras, mami?".
Efectivamente, no recuerdo haber creído jamás en Papa Noel, y esque a mis seis o siete años la Navidad era, lejos de las hazañas homéricas de un viejito vestido de rojo entrando por mi chimenea (el gran defecto de la campaña Papanoelera es que en Latinoamerica, a diferencia de EE.UU., las casas con chimenea escacean más que las vicuñas en Taiwan, por cierto, de modo que en países como el Perú los Papánoelfanáticos nunca saben por dónde hará su sorprendente aparición el susodicho), una fiesta pirotécnica donde el más bravo era el que reventaba más zartas de cuetecillos, y donde el héroe por antonomasia era el que encendía la mecha de la legendaria Rata Blanca. También era -y debo confesar que muy a pesar de mis deseos de cambiar este aspecto lo sigue siendo, aunque de modo más atenuado- una fiesta materialista ,donde había que sacar una libreta de calificaciones mas o menos decente no para sentirse con derecho a escribir una cartita al inexistente Santa Claus, sino para que mis padres me compraran el entonces para mí anhelado Fisher Price Power fire go-car(rito), el cual por cierto nunca recibí (y eso que dos veces, con el sudor de mi frente, saqué cuarto puesto en tercero y cuarto de primaria U_U). En todo caso, mi concepción de la Navidad ha ido cambiando paulatinamente hasta el punto de que he decidido dividirla y exponerla en tres etapas:


De los dos a l
os ocho años:


Como todo niño, en esta etapa de mi vida pues uno anda pensando más en el famoso regalito (el pavo, el panetón, el chocolate de taza y lo demás se ubicaban en un inprogresable segundo plano), en lo que se esconde tras aquellos paquetes color platino sobre el tallo del pino navideño. Lo que recuerdo con más ahinco de aquella etapa es:


1)Pistola de agua Water gun 1600 (me la decomisó dos meses después una señora por mojar a su gato, yo no entiendo por qué la gente se molesta si febrero es para mojar, en fin...)

2)Cocodrilos de goma dulce, esos que se estiraban y venían de varios colores y sabores (salieron un año y nunca más estuvieron en el mercado quién sabe por qué motivo)

3)Los muñequitos de acción de los caballeros del zodiaco (mi caballero de Libra se metió bajo el asiento del carro de mi papá y nunca más supe que fue de él ni su armadura dorada)

De los nueve a los quince años:


A ver... Aquí ya se presenta cierta evolución. La tecnología empezó a invadirme, aunque para este entonces mi libreta de notas ya no era precisamente un "estímulo" para mis siempre comprensivos padres. Lo que más recuerdo es:

1)Nintendo de teclado también denominado "POLISTATION", lo cual era por cierto una ambiguedad tramposa para los que anhelabamos en aquel entonces el ansiado y modernísimo Play station.

2) Mi libro original de Harry Potter y el cáliz de fuego (mi ahora difunto perro "Fito" no se lo comió, que eso lo hacen los perros sin originalidad; él, siempre a la vanguardia, lo donó noblemente a su manchita canina para convertirlo en un urinario de papel)

3) Mi primera guitarra (hoy vendida a mi gran amigo Reynaldo Padilla y reemplazada por una Starsun eléctrica la cual ya nisiquiera saco de su forro)

De los dieciseis hasta rai nao

Actualmente he adquirido un habito enfermizo en lo que respecta a la adquisición de libros (los lea o no), de modo que gran parte de mis fondos navideños está destinada a inversiones en remates de novelas o videos relacionados a la Literatura. He aquí algunos ejemplos:

1) Colección casi completa de los libros de García Márquez, Vargas Llosa y William Faulkner
2) Colección completa de los videos biográficos Ernest Hemingway, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez.

Al materialismo histérico dile no!!!

Krlos!!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja ya se el porqué de tu comentario en el msn jaja... si es muy cierto ¿porque la navidad para la gente de nuestra edad no es igual ?¿...:D

cathy.

Pablo Villanueva H. dijo...

podría venderte un efecto para tu nueva guitarra

Brissa dijo...

eeeehhhh?... me descuadraste! Claro que la Navidad es un mes entero - si no es más - de compra y venta masiva. Poquísimos son los que creen en Santa... Sin embargo, mucho se da en esta fecha. Hay que admitir que eventos caritativos no faltan en el mes de Diciembre. Todo depende que cara de la moneda decidas ver y cual ignorar. El padre que puede costear un Nintendo DS Lite para su hijo lo hace con su esfuerzo; el que no... bueno... mil y un razones habrá por las cuales no pueda, no?

. dijo...

Tienes mucha razón. En todo caso no fue la finalidad hacer una apología del materialismo pero si mostrar una cara mayoritaria en Lima. Gracias por tu comentario!

Krlos!

Anónimo dijo...

Creo que es una buena versión de la navidad, siempre es algo asi.. Se compra un capricho y se acaba dejando de usar. Me ha gustado!