22 enero 2009

En BúsqUeDA de lA aUtOsUfIcIeNcIa: mILeS DE jóvEnEs eN eL PaIS d lAs MaRaViLlAS

Imponer el punto final a un Curriculum vitae puede significar una de las experiencias más estimulantes para un joven o jovencita cuyo futuro laboral es lógicamente incierto. Se me ocurre analogarla con el proceso de admisión a una universidad, donde luego de -unos más, otros menos- haberse literalmente "quebrado" el lomo memorizando fechas de batallas, teoremas matemáticos o formalidades linguísticas, uno recibe "el premio" de haber ocupado una vacante.

La comparación -pese a que pudiese sonar algo gaseosa- no es gratuita, porque si terminar una hoja de vida asemeja, tanto en empeño como en entusiasmo ante el producto final, a ingresar a una universisad; ambas coinciden terriblemente en la enorme responsablidad que acarrean, y de la cual solo se es consciente ya dentro del barco.

De igual modo en que un ingresante despierta de la búrbuja del "ya estoy adentro" a las pocas semanas de iniciar el ciclo, solo para darse cuenta del enorme embrollo en el que se ha metido y en el que participa con decenas, cientos de personas; el joven desempleado promedio, que en un principio, ingenuamente, pensaba habría de ser acosado por cada uno de los destinatarios de su hoja de vida, cae pronto en la cuenta de que ni la excelente presentacion de sus papeles ni los juegos retóricos serán capaces de atenuar un detalle importantísimo y acaso excluyente a la hora de elegir empleados :la experiencia laboral.

Es curioso que la mayoría de puestos de trabajo para jóvenes conlleven como requisito algún tipo de experiencia laboral cuando, precisamente, las masas que acuden a ellos lo hagan en búsqueda de la misma. Más curioso es aún -y hasta tragicómico- que en nuestro país cada vez mayor número de personas que rozan los cincuenta y cinco años sean despedidas. ¿Qué pretende el mercado laboral peruano? ¿Acaso cree ingenuamente en una multitud de trabajadores ajenos al pasar del tiempo y cuyo valor se mide por porcentajes de producción? ¿Es que acaso es tan mala idea seguir los modelos de Alemania o Francia donde, además de la energía física, se valora a sobremanera la experiencia intelectual solo heredada con el tiempo? Lo cierto es que diera la impresión de que vivimos en un país "boca arriba", donde se le niegan oportunidades a los jóvenes cazadores de experiencia y a los adultos abundantes en ella.

Parece ser que los actualmente empleados pertenecen a una raza no solo ajena al tiempo, sino nacida sabiendo...

krlos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

bueno tienes razón, buscar algún trabajo que tenga relación a tus capacidades es muy difícil pero no imposible. siempre habrá alguien que requiera de tus servicios.
Aún somos jóvenes y podemos perseverar, luego verás lo gratificante que será haber obtenido un puesto de trabajo con mucho esfuerzo.
Yo sé que es eso ¡¡
asi q pregúntame---- toña