28 abril 2010

¿Compromiso? ¿Y eso cómo se come? : RaJeS y tRaJeS eN lA pOsModErnIdaD, PaRte I

Terminé el colegio algunos meses más tarde que la mayoría, y cada vez que me pongo a pensar en ello me invade una profunda preocupación, la cual desenvoca generalmente en síntomas depresivos que son, aunque aliviables, siempre fatigantes; y no precisamente porque me sienta inferior o socabado respecto a los demás o ese tipo de complejos sin pies ni cabeza y que son más un vicio que un beneficio, sino por la inmadurez y superficialidad de las que, según recuerdo y a pesar de ser un poco más mayorcito, por así decirlo, estaba embarrado.
Cuando pienso en mi último año de colegio no puedo desligarme de la imagen de aquel escolar, aquella criaturilla superflua y de risa tonta y fácil "chonguerita" que, si bien empezaba a leer tal y cual novela -Balzac por aquí, Faulkner por allá, y Vargas Llosa esto y García Márquez lo otro- y andaba en toda la pose intelectual, soñaba con algún día largarse de este "país de mierda" y vivir como "Alicia in wonderland" en un país del Primer Mundo, con una vida de cafés y librerías y paseos por las rués de París y de vez en cuando, como el hijo desubicadito que se hace el loco con sus amigos al ver a su padre taxista, obrero, vigilante antes de voltear la cara y negarlo tres veces.

¡Cuánta inmadurez, cuánta injustificada estupidez!

Tengo la certeza de no haber sido el único en pensar de ese modo en aquel tiempo que prefiero pensar ya lejano, y tengo la certeza también de que incluso ahora mucha gente de mi generación sigue pensando así. El problema, en realidad, es más grande de lo que podría parecer porque, además, tengo la casi seguridad de que es una enfermedad social contagiosa. Creo no equivocarme al afirmar que esta generación posmoderna, enclaustrada en una burbuja de intereses personales y cuyo único modelo de realización es el que está relacionado a la abundancia económica -así esta anule vocaciones y preocupaciones- se aleja cada vez más de una generación sanamente comprometida (no faltará el que se escandalize al leer la palabrita "compromiso" y la relacione con subversión o politiquería barata) con su entorno y su país. Efectivamente, ¿qué podemos esperar en un tiempo en que la palabra "compromiso" nos sabe a huachafo, agobiante, desfazado; donde todo dura una nada y se añaden cada vez más necesidades a las personas, idiotizándolas, encerrándolas en mundos donde reina el "chongo", el "momento feliz" y folletitos sin sentido acerca de un pez venden como el pan? pues tal vez nada, esperar que pasen los años y tirar los dados, a ver qué pasa.


Krlos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He estado leyendote, me agrada , porfa continua, hay aun muchas historias inconclusas8el atropeyo...)no ha algo mas que quisieras contar??? date tiempo si??? animo!!!!

Anónimo dijo...

y aun en estos dias no puedes escribir un poco mas???
u.u esperare...